Entre la noche y el día
desesperación y fe
se van golpeando las horas.
En el viejo campanario
muere el tiempo
y cada hora
es como un pequeño abismo
que me va redimiendo de este infierno.
Era niño y tuve miedo
pero el miedo
no ha enderezado mi vida.
Sólo nos queda hacer tiempo
alimentar una ilusión
de vez en cuando
cumplir nuestro camino y sentarnos.
Con resignación
dejar volar el alma a reencarnarse
y sentir la agradable sensación
de este vacío.
Tenha acesso a benefícios exclusivos no App e no Site
Chega de anúncios
Badges exclusivas
Mais recursos no app do Afinador
Atendimento Prioritário
Aumente seu limite de lista
Ajude a produzir mais conteúdo