Vivo en Cuarenta cuartos porteños, posters viejos, patios pequeños.
Cachivaches, baldosas que fueron espejos.
Imperfección, como acción silenciosa que avanza, lo que muta (cambia) en la ciudad permanece en los hombres.
El nombre de todas las cosas está escrito y cada cara (foto) remite a un destino, vecino de los Cuarenta Cuartos porteños.
Rasgos de amor, abundancia de un género en la extinción, hay un fuego que arde hace años en los Cuarenta Cuartos: se apaga y se extingue con el viento pampeano del Sur, pero el viento del Norte lo vuelve a encender.
Vivo en Cuarenta Cuartos porteños
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