Un gran escultor talló una cruz Con Jesús allí crucificado La gente al pasar No vio nada especial En aquella; obra del calvario Pero un hombre Fue a los pies de aquella cruz Y arrodillado desde allí miró a Jesús Más sus lágrimas No las pudo contener Porque esa, era su forma de Mirarlo Señor, quiero mi día en el calvario Morir allí a esta vida de pecado No levantarme Hasta que pueda yo decir Ya no vivo yo, más Cristo vive en mí El más grande evento A la humanidad, fue aquel Gran día en el calvario Porque el mismo Dios Fue quien descendió Y al morir, pagó el precio del pecado No había nadie Para ir en su lugar Fuimos echados; de la gloria celestial Pero Él; un camino proveyó Y por su sangre Ahora podemos regresar