Nos realizamos haciendo lo que nos gusta. No dudemos del éxito de nuestras empresas y no tomemos como mal ejemplo la renuncia o el fracaso de los demás.

Cada uno tiene su propia vida, y las lecciones que nos dan la experiencia se aprenden o no, individualmente, porque cada uno las percibe según su entendimiento y sabiduría, que también es personal.

No critiquemos el fracaso de los demás, al contrario, si podemos y se nos pide que prestemos nuestra ayuda, contribuyamos, porque el retorno del bien que hacemos nos llegará en el momento en que también nosotros necesitemos ayuda.

No olvidemos que todos somos falibles, sin embargo, nunca desechemos la certeza de que también nosotros podemos ser vencedores. La persistencia, el trabajo y hacer el bien nos permitirán tener éxito y ganar.

Por eso, invertimos en lo mejor que hay en nosotros: el coraje para superar los desafíos teniendo una fe inquebrantable en Dios y creyendo en nuestra capacidad para lograr lo que queremos, y sabemos lo agradable que es trabajar en lo que nos da placer y alegría.

Creemos que no es demasiado, teniendo siempre presente que, por encima del lucro y la acumulación de bienes materiales, lo que más vale es la realización personal y nuestra felicidad.

¿Qué tal si lo pensamos un poco este jueves?

¡Un abrazo!

Desistir jamás