Tiembla la puerta de la cocina, llegaste.
Necesitaste un poco de ayuda.

Años, años han pasado, y tu costra sigue ahí.
Recordando el paso del tiempo.
Años, años han pasado, y tú sigues ahí.
Como deteniendo el tiempo.

Eras mi constante.

Tus años son tuyos, y crezco desde ellos.
Tintes blancos y negros tiñen mis raíces.
Y se adhieren a mí, viéndome surgir desde tu ausencia.
Y se adhieren a mí, como blancas espigas en mi ropa.

Te veía donde ya no estabas.

Nunca sentí la tristeza vibrar en mi garganta.
Hasta saber que había visto la última de tus poses al dormir.
Hasta saber que había sentido el último tirar del mantel.
Hasta saber que había oído el último reclamo ante mis abrazos.

Y tu costra se mantuvo hasta el final,
Recordando el paso del tiempo.
Y tú te mantendrás hasta el final,
Como deteniendo el tiempo.