Y ahora una historia de humana curiosidad,
la que me metió en esta noria de irrealidad.
El colector de fluidos era su nombre algo extraño.
Lo vi en un viejo libro al pie de una foto borrada ya por los años.
Fui por el mundo persiguiendo un fantasma quizás,
o un deseo profundo de poderlo encontrar.
Y aprender de él el secreto de la extracción
y el arte de la colección del fluido del amor.
Y ya por fin lo hallé en la mesa de autopsias estaba.
Y resultó no ser hombre, no,
el colector de los canales de la conducción
de los fluidos de amor.
Y en la mesa de operación ahora estoy yo
y espero mi redención,
y encontré al fin el amor.
Ya no sé si estoy vivo o no.
Sembrar vientos y frases,
recoger tempestades.
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