Hay golpes en la vida, tan fuertes
¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos
La resaca de todo lo sufrido
Se empozara en el alma
¡Yo no sé!
Son pocos; pero son
Abren zanjas oscuras
En el rostro más fiero y en el lomo más fuerte
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas
O los heraldos negros que nos manda la Muerte
Son las caídas hondas de los Cristos del alma
De alguna fe adorable que el Destino blasfema
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
De algún pan que en la puerta del horno se nos quema
Y el hombre pobre
¡Pobre! Vuelve los ojos, como
Cuando por sobre el hombro nos llama una palmada
Vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
Se empoza, como charco de culpa, en la mirada
Hay golpes en la vida, tan fuertes
¡Yo no sé!
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