Esa rubia exuberante,
Por seguirme la corriente,
Se volvió sirena,
Ay qué pena, hay qué pena,
Se volvió sirena
Ay qué pena, hay qué pena.
Deprimida y sola, en alta mar,
Sus escamas brillan radioactividad,
Sin esbeltas piernas,
Ella esperará a su hombre rana,
Que buceando está.
Esa rubia exuberante,
Por seguirme la corriente,
Se volvió sirena,
Ay qué pena, hay qué pena,
Se volvió sirena,
Ay qué pena, hay qué pena.
Una de sus lagrimas,
Se evaporará,
Subirá la atmsfera,
Que sin ozono está
Desde el horizonte,
Diviso en altamar,
Submarino atómico,
Que la atomizará.
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